(Capítulo
6 )
El ascenso

..."El doctor Samuel Johnson dijo una vez que
<<la pesca con caña es un
pasatiempo con un palo y una cuerda: un gusano en uno de los extremos y
un tonto en el otro>>, Sir
Humphry Davy se lo refutó y comentó que era más el caso de
<<una mosca en un extremo y
un filósofo en el otro>>.
Viajé hacia el Distrito de los Picos completamente seguro de quién tenía
razón, pero tenía un plan para hacer mis investigaciones por mi cuenta.
Stuart Crofts me estrechó la mano cuando nos
encontramos en el pueblo de Catlerton en el Distrito de los Picos y,
antes de soltarme, me estuvo asegurando con un fuerte acento de
Yorkshire, que pronto estaríamos debatiendo con el río las cosas que él
quisiera contarnos.

Pueblo de Castletlón, fotografía sacada de internet.
Desconozco el autor de la misma.

Viaducto de Peack Distrit National Park en
los Picos. Un parque nacional del norte de Inglaterra, a donde se
desplazó el autor del libro para escribir este capítulo., desconozco
el autor de la fotografía.

Río maravilloso situado en este Parque Nacional
del Distrito de Picos, a donde se desplazó el autor del libro
para escribir este capítulo., desconozco el autor de la fotografía.
Stuart se describe
a si mismo como formado por una tercera parte de pescador, otra de
entomólogo (estudioso de los insectos) y
otra absolutamente dominada por un entusiasmo infantil por todo lo que
tenga que ver con la naturaleza. Me había organizado para pasar un día
con él para que me ayudara a perfeccionar un área específica de mi
lectura del agua. No soy pescador ni cazador y, si te soy sincero, nunca
he tenido demasiadas ganas de ser lo uno ni lo otro, pero siempre he
respetado la profunda sabiduría de tanto cazadores como pescadores
desarrollan en su nicho en el mundo natural...Stuart soltó una carcajada
mientras explicaba cómo se había mofado su hija de él cuando intentó
impresionarla con una de sus capturas:<<Felicidades,
has sido capaz de enganchar a una criatura con el cerebro del tamaño de
un guisante>>.
Solo es posible llegar a entender la
maestría y la pasión de los pescadores con mosca cuando apreciamos que
la captura del pez es solo una parte muy pequeña del proceso. Le
pregunté a Stuart, un hombre que ha dedicado todas las horas de vigilia
a ese deporte y a la naturaleza que lo rodea, cómo se sentiría si le
dijeran que no podía volver a capturar ningún pez nunca más.
<<No
me importa lo más mínimo>>
respondió con tranquilidad y sinceridad, y no tenía ningún motivo para
dudar de él; lo entendí. La pesca con moscas se remonta a los
macedonios, alrededor de la época de Cristo, pero fueron los victorianos
los que la adoptaron como pasatiempo, y ese fue el momento en que dio el
salto y pasó a ser simplemente comida para el estómago a devenir un
néctar para la mente. Brian Clarke, una celebridad reciente en el
ámbito, lo resume a la perfección:
<<la clave de todo es pensar...el experto piensa
más en el cómo y el porqué que en el qué>>
Clarke está convencido de que no tiene nada que ver con los aparejos que
tengas o las técnica que emplees, sino con tus conocimientos del
entorno. Porque la pesca con mosca tiene que ver con entender el agua,
los peces, los insectos que se comen y en reconocer cómo la brisa más
ligera e incluso el movimiento de una nube tapando el sol lo cambia
todo.
Se habla a menudo de que un pequeño cambio en
nuestro entorno puede tener un gran impacto, pero en la pesca con mosca
puedes verlo con tus propios ojos. Los insectos voladores viven al borde
de la muerte cada segundo de sus cortas vidas, y la simple capacidad de
volar es un equilibrio precario, según lo hidratados que estén (muchos
insectos mueren de deshidratación) o según factores como la temperatura
corporal. Cuando el sol se esconde detrás de las nubes, los insectos se
enfrían un poco, algunos pierden la capacidad de volar y caen en un río,
donde las truchas los están esperando. Es esa sensibilidad la que hace
al buen pescador.
<<Hay
muy pocas cosas en la pesca que dependen de la suerte>>,
me explica Stuart, y cuando me reí porque pensaba que era una
broma me dijo que era cierto. Tiene un gran sentido del humor, pero no
iba permitir que la risa empañara lo realmente importante.
No había ni un atisbo de arrogancia en
el discurso de Stuart, hablaba con cariño de todos, incluso de
aquellos que confundían churras con merinas. Como cualquier persona que
siente puro amor por la naturaleza, Stuart es un modelo de sensibilidad
por su entorno, es plenamente consciente no solo de lo que está
ocurriendo en su alrededor, sino también del impacto que está
provocando. Viajaríamos río abajo durante un día entero para garantizar
la bioseguridad, para que si arrastrábamos sin querer algún organismo,
al menos fuera en una dirección inocua. En ecosistemas sensibles, que,
por supuesto, lo son todos, si caminas rio arriba entrando y saliendo
del agua, corres el riesgo de permitir que lleguen infestaciones
hostiles a aguas que hasta ese momento estaban inmaculadas. Ir río abajo
pone trabas a invasores voraces como la Impatiens glandulifera
(planta invasora curiosa, explotan sus flores y se lanzan a varios
metros. No la tengo visto en Galicia)
o los cangrejos señal (este cangrejo si
existe desgraciadamente en nuestra tierra, es muy poderoso y mayor que
el autóctono.).
...Habíamos dado unos cuantos pasos por el lado de
un pequeño riachuelo que fluía por un terreno oscuro cuando Stuart
introdujo la mano en el agua con violencia. Usó los dedos para remover
el cieno y entonces esperamos a que se asentara. Allí, en un lugar en el
que jamás se me habría ocurrido mirar, había una abundante cantidad de
vida...El agua fluía colina abajo y se llevaba con ella el cieno
perturbado, para dejar a la vista una pequeña zona desnuda de gravilla,
sobre la cual había docenas de camarones (efectivamente hay
camarones o gambas de río en muchos ríos de Galicia, como en el río
Támega en Ourense, ver algunos datos en mi página web sobre los ríos).
Unos segundos más tarde estábamos echándoles un vistazo a una larvas de
mosquitos gigantes y a un tricóptero.

Camarón o gamba de río. Sobre 2 cm. Presentes en
muchos ríos de Galicia hace años. Cada día menos.
-Son increíbles, pero ¿qué significan?
-le pregunté. Le había advertido de que mi curiosidad se basa en
entender las pistas, las señales, los patrones. La belleza de todos los
organismos se muestra ante mí solo cuando he podido entender lo que
intentan decirme.
-Los camarones son una buena señal:
significa que hay unos niveles muy bajos de amoníaco en el agua, porque
no lo toleran en absoluto. Así que no hay basura humana o animal cayendo
al agua río arriba. Esta agrupación de insectos también confirma que
esto es un arroyo con una corriente muy lenta, lo suficiente como para
que haya cieno.
Ambas cosas están conectadas y son
importantísimas para los insectos y, por tanto, para los peces, puesto
que los entornos lentos y con cieno son muy diferentes a los hábitats
rápidos y limpios.
Mientras mirábamos río abajo comentábamos la cantidad de
personas que luchábamos por que el agua cercana estuviera lo más limpia
posible, y de cómo la mayoría de veces dependíamos del gobierno o de
terceras personas para que nos aportaran información sobre si esas aguas
eran prístinas o no. En ocasiones nos damos cuenta de que los salmones
han vuelto a un río concreto, pero estos peces son un indicio tardío de
lo que se cuece. Si nos preocupa lo que está soltando una tubería en un
río, lo único que tenemos que hacer es interesarnos por los insectos
acuáticos, y seremos capaces de hacer nuestros propios informes. Si nos
fijamos en las diferencias entre los insectos que hay en los tramos de
un río antes y después de una tubería, es imposible que los políticos,
los empresarios o cualquier otra persona enmascaren la verdad. Stuart
señalo con el dedo un conjunto de pequeños insectos sobre una piedra
llana en el arroyo en la que habían construído casitas con forma de
horno y me explicó que los Agapetus fuscipes (Casullo
típico de los ríos de montaña, la larva es un tricóptero, luego son
voladores; una auténtica metamorfosis) necesitan una calidad
de agua altísima de manera regular durante al menos un año, así que
aquello era una señal de que no había habido ni rastro de contaminación
en el agua ni un solo día durante el año anterior. También era una señal
de que el agua allí era permanente y de que sería muy improbable que el
manantial se secara en verano, porque no podría sobrevivir a algo
así. Otros insectos con ciclos de vida más largos indicaban que el agua
había conservado su pureza y corriente a diario durante dos o tres
años.

Casullo. Tricóptero típico de los ríos de
montaña en Galicia. En la fotografía de Secundino L. en el río Navea
en Chandrexa de Queixa.
Los insectos son una de las maneras más ingeniosas de la
naturaleza de hacernos sentir el transcurso del tiempo...Las efímeras
viven en el lodo durante un par de años para en ese momento alzar el
vuelo durante un solo día; ni siquiera les da tiempo a desarrollar un
estómago. Para los pescadores de truchas, saber en que caerá ese día
cada año se basa en la anticipación, así que las pistas sobre la
eclosión de cualquier insecto son una parte vital del rompecabezas.
-Las lavanderas son una señal inequívoca de
que están a punto de emerger insectos voladores que acaban de eclosionar
-me explicaba Stuart-. Y lo mismo con las gaviotas reidoras, que
aparecen de la nada en los ríos más grandes. Un pescador
inteligente se dirigirá inmediatamente hacia esa zona, porque si las
gaviotas están capturando los insectos que están emergiendo, los peces
estarán haciendo lo mismo...
...Stuart y yo descendimos un pequeño tramo y emergimos
de una zona de oscuras coníferas, después de recibir gritos de un pastor
preocupado, y nos detuvimos a descansar al lado de un arroyo más ancho
que brillaba bajo el sol. Se acercó a investigarnos una mariposa aurora,
pero lo interesamos poco y continuó su camino. Red en mano, Stuart entró
en el arroyo y comenzó a presentarme nuevos amigos en una bandeja blanca
para que los investigara.
-¿Cuantas colas?- me preguntó.
-Esto...tres-respondí.
Su intención era ayudarme a comprender, y a
poner orden, lo que es potencialmente una de las partes más abrumadoras
del reino animal. Si el insecto tenía tres colas, formaría parte de la
efímeras, también conocidas como efemópteros (querrá
decir efemeropteros). Si solo tuviera dos, podría ser
una de las treinta y cuatro especies de plecópteros. De cerca, las
efímeras parece que se muevan como un delfín, mientras que los
plecópteros parecen cocodrilos.

Algunos de los tipos de efemerópteros que hay en Galicia. En este caso en la fase ninfa.
Todos son acuáticos.

Algunos de los tipos de pleópteros que hay en Galicia. En este caso en la fase ninfa. En el libro se habla de
34 especies de plecópteros, en Galicia se conocen 52 especies. Son
las conocidas en Galicia como moscas de las piedras o Perlas. Las
ninfas son acuáticas. En mi página web utilizo el libro
"Macroinvertebrados de las aguas dulces de Galicia" de
Marcos A. Glez. y Fernando Cobo.
Si estás comenzando a adentrarte en el
mundo de los insectos acuáticos, encontrarás que se usan loas palabras
ninfa y larva para referirse a las etapas inmaduras de los
insectos Vale la pena saber que ambos términos no hacen referencia
a las diferentes etapas de las mismas criaturas, sino que es una manera
de diferenciar entre los insectos que hacen la metamorfosis cuando
llegan a la edad adulta y los que no. Las ninfas son insectos a los que
les crecen las alas y adquieren la capacidad de volar, pero no hacen
metamorfosis, mientras que las larvas llevarán a cabo y adquirirán una
nueva forma. Pero ¡cuidado con los libros de texto que utilizan esos
términos indistintamente y sin preocupación!.

Efémera como ninfa.

Efémera como adulta. Efémera vulgata.
Entre una y otra puede haber hasta 20 pasos intermedios de
transformación.

Paso de una efémera de ninfa a adulto.
Estos y otros detalles están explicados en mi página web sobre
los "ríos galegos".
El
tema de las larvas y la metamorfosis es distinto:

Este es un tricótero famoso, el casullo
en Galicia. Dentro está el insecto que tiene la forma de la
fotografía siguiente. Foto propia de Secundino Lorenzo.

Tricóptero fuera del casulo. Foto Secundino
Lorenzo.

Tricóptero final o
adulto final que no se parece en nada al anterior. Se produce
una metamorfosis, paso de larva a pupa y al final el adulto.
Esta es la distinción del texto. Es la diferencia entre ninfa y
larva.
El individuo de tres colas que estaba
admirando era una ninfa de efímera treparrocas; se ganó el nombre por la
costumbre de utilizar la presión del agua que le rodeaba para adherirse
a las rocas, y son señal de una calidad del agua óptima. Stuart me
explicó cómo era posible, con los conocimientos necesarios,
analizar cualquier sustancia contaminante en el agua mediante los
insectos que hubiera allí. Habría pistas sobre nitratos, fosfatos,
niveles de oxígeno, niveles lumínicos, velocidad del agua, depredadores,
sobre cada uno de los agentes contaminantes, etc., y no solo los niveles
en ese momento concreto, sino los de cada segundo durante, como mínimo,
el año anterior.
Stuart buscó a conciencia una especie
muy rara llamada Ameletus inopinatus (Efémeróptero que
creo no existen en los ríos de España; por supuesto si en los ingleses y
escoceses) y me explicó que era
vital para los entomólogos porque la estaban usando como si fueran
canarios en las minas de carbón, ya que era el insecto más sensible a
los cambios del clima. Entonces, volviendo a un nivel que yo pudiera
entender, me ilustró, en una bandeja llena de insectos, que no había ni
un solo camarón; la corriente era demasiado fuerte.
Stuart devolvió a nuestros
amigos al agua y, mientras tanto, di un paso al frente y, mirando en
dirección al sol, me quedé fascinado con su belleza blanca alrededor de
una roca, parecía estar en efervescencia y cómo lanzaba a cada segundo
pequeños diamantes hacia el sol. Pero de lo que no tenía ni idea era de
que los insectos cercanos me estaban también señalando ese efecto. Stuart
me comentó que los insectos tenían una necesidad vital de humedad en el
aire y, por tanto, eran muy sensibles a ella. Las partes burbujeantes de
los ríos creaban una capa de un aire mucho más húmeda sobre ellas que
que el agua cercana ligeramente más calmada. Eso implicaba que los
insectos gravitarían por esas zonas de agua blanca, atraídos por la
humedad del aire. ¿Habríamos sido capaces de descubrir algo así sin las
investigaciones apasionadas de los pescadores?. No lo tengo claro.

En este fotografía del río Navea, o río
Queixa, en
Chandrexa de Queixa, Ourense, se ven estas partes del agua con
burbujas y espuma que son las que tienen el aire más húmedo, esos
lugares son los que tienen más insectos gravitando en ellas y son
por lo tanto, justo al lado, las mejores zonas de pesca, este descubrimiento que
sabemos todos los pescadores, por lo menos los que sabemos
"leer el río", es un descubrimiento nuestro, sin lugar a dudas.
...Los insectos tienen otro as en la
manga; pueden identificar la luz polarizada, y toda luz que refleja el
agua lo es. Para un insecto, la luz reflejada es completamente diferente
a las que le llega directamente desde el sol. (Si tienes una gafas de
sol polarizadas podrás hacerte una minimísima idea de lo diferente
que puede parecerle el agua a un insecto si te las inclinas sobre la
nariz y observas como cambian ligeramente las diferentes zonas de agua.
El debate sobre si las gafas de sol pueden ser de ayuda en la
observación del agua es interminable; disminuyen la visión, pero también
el resto de la luz. Personalmente prefiero no usarlas en tierra, pero
suelo llevarlas en alta mar en días soleados. Con o sin ellas, un buen
consejo general es mirar primero a las zonas sombrías antes de girar la
vista hacia las más brillantes, porque así le darás tempo a tus pupilas
a adaptarse mejor y más cómodamente.)
...Me di cuenta de que era mucho más fácil detectar el
agua que saltaba del arroyo y los insectos sobrevolándolo si miraba
aproximadamente en la dirección del sol. Estuvimos un rato sentados y le
di un sorbo a la cantimplora, mientras Stuart me explicaba que un
pescador como dios manda debería capturar insectos tanto en el aire como
en el agua por encima de donde pretendía lanzar el anzuelo. Me enseñó
las diferentes redes que usaba para ese propósito. Y así fue como
aprendí que la persona que comenzó el viaje caña en mano pensando que
solo le interesaba capturar peces acabó convirtiéndose en un entomólogo
por accidente.
Stuart y yo estuvimos hablando sobre como
interaccionan los elementos y los insectos para que a la mayoría de
personas le pase por alto. Observábamos los mosquitos que revoloteaban
por el arroyo y Stuart me explicaba que eran un buen ejemplo de insectos
voladores tan sensibles a la temperatura que, si estaban sobrevolando el
agua cuando el sol se escondiera detrás de las nubes, se desplomarían y
caerían al agua.
Si combinamos esa sensibilidad con las curvas
en el recorrido del río y la dirección del viento, incluso cada uno de
los cambios individuales en la brisa, podemos explicar porque habrá una
gran riqueza de insectos en un tramo de agua y no unos metros más allá.
Y los peces también están completamente acostumbrados a estas
diferencias. Es la razón por la que habrá un grupo de pescadores con
sonrisas de oreja a oreja mientras que los vecinos del otro lado de la
curva estarán gruñendo y culpando a los aparejos. Las palabras de Stuart
sobre la suerte volvieron a rondarme la cabeza, pero añadió unas cuantas
más muy pertinentes medio gruñendo:<<¡Es
en las malditas señales en lo que nos tenemos que fijar!>>.
Mientras caminábamos por las márgenes de
aquel ancho arroyo, Stuart iba señalando de vez en cuando lugares en el
agua: <<diez por ciento>>,
<< treinta por ciento>>,
<diez por ciento>>,
<<setenta por ciento>>,
<<guau cien por cien, ahí
seguro que hay peces>>,
Estábamos echándole un vistazo a las
<<bolsas>>,
las pequeñas zonas de agua en calma que hay justo fuera de la corriente
principal, mientras Stuart calculaba la probabilidad de que hubiera
peces. Se detuvo y señaló una de las formas del agua, que reconoció al
instante:
<<Mira ese remolino. Seguro que hay
peces ahí, ¡por narices!>>.
Stuart nunca apuntaba hacia las aguas bravas
de los rápidos, o las aguas mansas de las tablas, sino siempre a las
bolsas tranquilas a ambos lados de las aguas blandas. Esas bolsas son
exactamente lo mismo que las pozas en los ríos más grandes, solo que la
versión junior. La topología de un río, lo que puede parecer
absolutamente aburrido en los libros de geografía, se convierte en algo
rico y profundo cuando nos damos cuenta de que las secuencias de
rápidos, tablas, remolinos, pozas y bolsas son un mapa de la vida
acuáticas. Los peces están constantemente buscando las mejores ofertas,
más comida por menos esfuerzo (como todas las criaturas que viven al
borde de la inanición; los pajarillos viven ese estado de manera casi
permanente).

El río en este caso va de derecha a
izquierda. Los peces ocupan los mejores puestos donde la comida
les llega de forma natural y fácil, más comida con menos
esfuerzo: la salida de un afluente, un remolino,
piedras en el río, bolsas tranquilas, al borde de ranúnculos o
vegetación,
etc. De todas formas las posiciones cambian mucho si se trata de
la primavera o si se trata del verano. La trucha siempre se
pone, al igual que los humanos, donde se puede respirar mejor...
Al mismo tiempo, los peces están dando el
máximo de sí mismos para comer sin ser comidos, y todos los que llegan a
la edad adulta han aprendido la lección: no solo deben evitar
convertirse en comida de aves y mamíferos, sino también en la de otros
peces; todos los peces pueden comerse entre ellos. Esto significa que
tienen que evitar esfuerzos físicos por alimentarse en las aguas rápidas
y poco profundas, y no pueden permitirse regodearse en las cristalinas y
lentas aguas de las tablas, donde cualquier ave hambrienta los
detectaría. Tienen que esconderse bien en las raíces y fuera de la vista
de depredadores hasta que llegue la noche. Las bolsas que hay
justo al lado de la corriente de agua le traen comida en forma de
insectos como si fuera una cinta transportadora, y si esas bolsas están
resguardadas y ensombrecidas por las raíces nudosas de algún árbol o
rocas convenientemente colocadas, mejor que mejor. Stuart iba valorando
todos estos factores mientras recorríamos el arroyo, cada uno
defendiendo sus predicciones sobre la probabilidad de que hubiera peces
viviendo por aquí o por allá.
-Les encanta el agua removida -me dijo.
-¿El agua removida?-le pregunté, preocupado
por si aquello era algún término formal que yo desconocía.
-Sí. Les encantan las bolsas y las pozas,
pero si se meten en la corriente principal, será en el agua removida.
Me mostró a qué se refería. En los
rápidos, el agua se mezcla con el aire y es por eso por lo que genera
ese sonido tan característico. En las tablas, todo está en calma, pero
justo en medio hay agua removida, lugares donde el agua fluye a través
de las rocas pero no a suficiente velocidad o energía como para
golpearlas y mezclarse con el aire.
-No está ni en calma ni blanca y mezclada
con aire, está ...eso, removida. A los peces les encanta.
Reconocí el tipo de agua del que me
estaba hablando. Tiene un equivalente en el mar, como veremos más
adelante. Vale la pena recordar que lo que genera el sonido del agua
corriente es su ruptura, así que podemos oír los rápidos, pero tenemos
que detectar las tablas, pozas, bolsas y aguas removidas porque son
silenciosas.

En la fotografía, del autor de la web, se ve
un cachón típico, en verano justo por delante hay aguas removidas,
no en la fotografía. Si se ven esas aguas en el medio a la izquierda
y a la derecha, dos lugares maravillosos y que tienen trucha seguro.
Los peces también adoran los
<<puntos débiles>>
y las <<zonas de fricción>>
alrededor de ciertas rocas. El agua en la parte superior e inferior de
una roca prominente fluirá a menos velocidad que la corriente principal
cercana a la roca. Esos son los <<puntos
débiles>>. Y a menudo
también será más lenta a los lados, lo que se conoce como
<<zonas de fricción>>.
Los peces no le hacen ascos a ninguno de los dos.
Stuart movía el dedo con velocidad hacia las
zonas en calma del agua del lado contrario del arroyo. Le pregunté por
qué solo señalaba las bolsas más alejadas, dado que seguro que teníamos
algunas decentes cerca de nosotros. Se detuvo y esbozó una sonrisa.
-Ah - parecía entusiasmado y un poco
avergonzado - Bueno, si, está claro. Es porque soy diestro -hizo un
gesto brusco con el brazo derecho y apuntó a la orilla más alejada-. Los
diestros vemos el río de manera diferente a los zurdos. Si recorro un
río con un zurdo, cada uno se detendrá en zonas diferentes. A veces
intento engañarme a mi mismo y me fuerzo a creer que señalaré algo con
la mano izquierda, y detecto bolsas que no habría podido ver de otra
manera.
Me encantó la idea y compartí con él
una similar que afecta a los transeúntes. Cuando se nos presenta en
nuestro camino un obstáculo alto, usaremos la mano preferida para
<<esquivar>>
dicho obstáculo. Imagina que estás un poco perdido y vas por un camino
que se bifurca a ambos lados de una roca alta y estrecha. Idealmente
pensarías que elegirías cualquiera de los dos sentidos, pero no es
cierto, porque todos tenemos preferencias preprogramadas, y les influye
que seamos diestros o zurdos. Los diestros prefieren poner la mano
izquierda en el obstáculo, probablemente porque eso les deja su mano
favorita libre. Eso puede llevarte a caminar en círculos si te has
perdido en un terreno rocoso y no eres consciente de lo que está
pasando.
Se nos cruzó un lagarto, y se detuvo a
analizarnos y absorber un poco más de aquel sol de abril. Un poco
delante pasamos por encima de los restos secos de la placenta de una
oveja, mientras Stuart me explicaba que le encantaba preguntar a los
niños cuál es el organismo vivo más antiguo que existía.
<<Normalmente acaban diciendo que
los dinosaurios. Yo les digo que las efímeras estaban ahí como 150
millones de años antes que los dinosaurios y que aún seguían dando
guerra>> Noté cierto orgullo
en su voz, como si las efímeras fueran parte de su equipo y juntos
hubieran derrotado a la evolución.
Vimos pasar una mancha de aceite en el agua
y estuvimos observando sus colores iridiscentes mientras considerábamos
su origen a medida que se acercaba el reflejo del sol. Ambos pensamos
que la culpable, más que algún industrial, era la resina de las agujas
de los pinos que habrían caído al agua aguas arriba.
Stuart se detuvo en una hilera de coníferas
y un saliente rocoso, y bajamos la mirada hasta una poza calmada, al
borde de unas aguas blancas.

En el dibujo hay una trucha en su
refugio (en Galicia decimos beirón) y una truchas en postura (en
plan de comer) en
aguas removidas.
-La trucha necesita dos cosas: refugio y
comida.
Me explicó que si éramos capaces de
ver el río teniendo esas dos cosas en cuenta, desde la perspectiva de una
trucha, las encontraríamos. Los lugares que ofrecieran refugio en
combinación con aguas que no fueran demasiado rápidas pero que
estuvieran cerca del agua que fluya lo suficiente y arrastre
concentraciones de comida a su paso, serían el hogar ideal de las
truchas y garantizarían su presencia. Estábamos mirando uno de esos
lugares.
-Ahí!- el dedo salió disparado- ¿La has visto?.
-No- le contesté, intentando concentrarme,
siguiendo el dedo de Stuart lo mejor que podía hacia el margen más
alejado del río.
-Ahí, otra vez!
-¡Si, ahora si que la he visto!

Seguramente esto fue la trucha que no vió la
primera vez. A veces aún dejan menos huella. En Galicia decimos <<se
están cebando>>.

Otra fotografía. A veces el movimiento del
agua es en forma de embudo. En este caso suelo cazar ninfas y se
mueven de arriba abajo, o sea al revés. La pesca debe hacerse a
"mosca ahogada"

Trucha a punto de tomar un insecto. Esta imagen justifica
el nombre del capítulo "el ascenso". Ahora si que la he
visto... La pesca se haría a mosca seca.
Pulsar
para ver el video.

Otras veces las truchas saltan a cierta
altura para cazar grandes efémeras o plecóteros.
Las ondas se expandían y dejaban el centro
en calma, antes de disolverse en las aguas más turbulentas que las
rodeaban. Estaba en éxtasis. No quería presionar injustamente a Stuart,
pero llevaba todo el día esperando aquello. Estaba igual de feliz que un
cazador de caza mayor victoriana que hubiera abatido una bestia en la
sabana africana. Había visto <<el
ascenso>>. Para alguien
que no deseaba capturar el pez, aquello era un triunfo y un momento
espectacular. Hasta entonces, nos habíamos pasado el día entero
persiguiendo ese momento, estudiando el tiempo, el agua, las
aves,, los insectos...Todo eso nos había permitido pillar por
sorpresa el maravilloso espectáculo del ascenso de la trucha, que se nos
mostró en la superficie del agua con un patrón de ondas característico.
Como cualquier arte, la pesca con mosca no
es inmune a debates acalorados sobre sus fundamentos. Pero, para mí, la
belleza reside en que es el arte de pescar sin pescar. Vamos a llamarlo
<<Observación de ascensos>>. Y puede que lo rodee el mismo debate,
porque es enriquecedor y provechoso. Los pescadores de mosca adorar ver
ascender a los peces, incluso aunque no acaben capturándolos. Estos
ascensos son lo que demuestran la actividad a los observadores de
ascensos y la potencialidad a los pescadores con mosca, y es igualmente
excitante para ambos. El observador de ascensos puede aprovechar el
entusiasmo del pescador con mosca y conservacionista de los ríos de
caliza Simon Cooper:
Ese momento en el que un hoyito se extiende por la superficie del
agua que tienes ante ti cuando una trucha se traga una mosca es
igual de bello que un cruce de miradas en una habitación llena de
gente.
No habrá dos expertos que se pongan de acuerdo en
la forma exacta que se crea cuando un pez rompe la superficie del agua o
se acerca a ella. Pero los puntos en que coincide vienen impuestos por
la lógica de los comportamientos de alimentación de los peces.
Los peces y nos centramos en las
truchas por simplicidad, se acercan a la superficie para coger un
insecto. Sabemos lo sensible que es el agua incluso a cambios ligeros,
así que cuando un pez captura un insecto con la boca es imposible que
eso no perturbe la superficie del agua. Eso crea el ascenso que
detectamos; hasta aguí, pan comido. ¿Pero qué forma exacta tiene ese
ascenso, y por qué? ¿Y podemos deducir de las diferencias sutiles
entre los patrones de ascensos que vemos? Esas son las preguntas que se
encuentran en el núcleo de la pesca con mosca y la observación de
ascensos.
Hay algunos principios fundamentales
en los que todo el mundo está de acuerdo. Existen diferencias de
comportamiento y forma en los insectos, la comida de las truchas Los hay
grandes y pequeños, algunos que mueren y caen al agua, otros que están
atrapados y se retuercen, y otros posados en la superficie preparados
para salir volando en cualquier momento. Imagínate que una trucha
detecta un insecto diminuto, inmóvil (probablemente muerto), en la
superficie del agua. No se dará un festín y tampoco es probable que se
le vaya escapar, así que la trucha no va a malgastar demasiadas energías
para atraparlo, se le acercará sin prisas y se tomará su tiempo para
comérselo; ¿para qué va a gastar un montón de energía en un ataque en
picado y un mordisco vigoroso? Pero un insecto mucho más grande, vivito
y coleando y listo para escapar será un desafío muy diferente para la
trucha: una comida en condiciones, pero una que intentará
evitarlo. Y por eso en este caso el modus operandi de la
trucha será más bien una especie de ataque relámpago.
Las diferentes estrategias que emplean los
peces para capturar su comida en la superficie generan una gran variedad
de ascensos en las que los pescadores están de acuerdo y buscan con
ahínco. Dependiendo de la autoridad a la que consultes, pueden que te
hablen de ascensos tipo beso, absorción, sorbo, descarga, con forma de
riñón o protuberante. El debate y el desacuerdo, incluso entre expertos
con largos recorridos, sobre los diferentes formas que adoptan los
ascensos son sobrecogedores. Pero con la ayuda de Stuart voy a intentar
simplificarlo un poco.

Este ascenso es suave.. Enhorabuena al autor del
video.
Ver este video.

Este ascenso es un ataque relámpago. La
libélula lo merece. Espectacular. Enhorabuena al autor del
video.
Ver este video.
Bajo los ascensos de las truchas, incluso en
los más sutiles, hay muchísimo que observar, sin duda. A veces un pez
que esté nadando justo por debajo de la superficie perturbará el agua de
una manera tan ligera, que no se calificaría como ascenso, y será
invisible para la mayoría de los observadores. Pero será detectable si
estás mirando los reflejos adecuados. El borde vertical y despejado del
tronco de un árbol puede que se difumine, o puede doblarse un poco, e
incluso quizá se tuerza hasta alcanzar una forma completa de S.
(Llegados a este punto puede ser de ayuda nuestro trabajo con los
<<charcos sismógrafos>>
en el capítulo de los charcos.)
Las truchas cambiarán de color rápidamente
si la situación lo requiere en cuestión de días para adaptarse al
entorno, y son maestras del camuflaje a ojos de las aves, cuanto más
para nuestros pobres instrumentos. Son tan buenas cambiando de
apariencia que los victorianos clasificaron muchas especies diferentes
de trucha común, cuando en realidad estaban observando la misma especie
con diferentes ropajes. Pero todavía tendremos posibilidades cuando las
truchas delaten su posición cuando caen ninfas de la manera siguiente.
Se colocan en dirección río arriba, ocasionalmente cambiando su posición
a izquierda o derecha, antes de volver a su lugar original, lo que puede
ser bastante dificil de detectar en un primer momento hasta que se nos
revela una señal que las autodelata: el hilo de luz, la pequeña zona
blanca que aparece en el fondo oscuro cada vez que el pez abre la boca.
Es improbable que detectes la cola del pez
de inmediato, pero vale la pena estar alerta al movimiento rítmico de su
sombra. La mejor regla general es la siguiente: intenta buscar cualquier
movimiento anómalo, porque, aunque los animales camuflados pueden
hacerse casi invisibles, sobre todo bajo el agua, una debilidad del
camuflaje, es que no se le da demasiado bien ocultar el movimiento, ya
que el fondo no cambia para seguirle el ritmo al pez. A veces un pez
echará por tierra su camuflaje al perturbar el cieno de una zona de
grava, lo que hará que se note en un fondo más claro.
No debería sorprendernos en la búsqueda de peces
darles una oportunidad al sol y al viento. En días tranquilos, cuando el
sol está alto y lo tenemos detrás, mirar el agua es más fácil, pero ten
en cuenta que los peces son muy receptivos a cualquier ruptura del
horizonte que les provoques. Pude incrementar las posibilidades
aumentando la luz que necesites y disminuyendo la que no, lo que
en esencia significa cubrir el cielo con un sombrero de ala ancha o una
gorra.
Stuart y yo llevábamos observando ascensos desde
el mismo lugar cuando me hizo un repaso de la combinación de factores.
El comportamiento de los insectos, la dirección del viento, las pozas
tranquilas al lado de las aguas más rápidas, la luz del sol y la sombra
en el agua, el hecho de tener una hilera oscura de árboles a nuestra
espalda y, por lo tanto, no estar rompiendo el horizonte de los peces.
Vimos un secuencia de tres ascensos, y cada uno provocaba en mí una
silenciosa reacción de entusiasmo. Observando la secuencia de esos
ascensos puedes deducir rápidamente si hay varios peces diferentes en la
misma poza, o si es el mismo haciendo un circuito. Si este es el caso,
predecir el lugar exacto del próximo ascenso es más fácil.

La vista de la trucha no es complicada de
entender, puede incluso calcularse, aproximadamente, el ángulo
ciego y saber hasta que punto debemos o no estar agachados en la
orilla. Hace años que con mis alumnos de Ribadavia hicimos algunos
cálculos, tiempos aquellos 1968-76. Teneis un resumen en la ficha de
la trucha en la página web sobre los "ríos galegos" .(tg 10 es
aproximadamente 0.17, al final la altura ciega de la trucha era
multiplicar la distancia CB x0.17, AB lo tomábamos igual a la
profundidad de la trucha. Cálculo para un ancho de río de 8 m.
y la trucha a 0.5 de profundidad. Alt. ciega: 0.60 m. en rojo en el
dibujo. Debe entenderse que por encima de 60 cm.la trucha te
veía...)
-Uno, dos, tres...allí. El mismo pez -me
susurró y observamos hasta que el patrón volvió a repetirse. Después
subimos a una colina para cambiar de perspectiva y los ascensos cesaron.
Habíamos superado el límite de los árboles y estábamos rompiendo el
horizonte. Las truchas eran muy sensibles a cada uno de nuestros
movimientos y en ese momento habían buscado refugio desesperadamente.
-La gente no me cree cuando le digo esto, pero es
verdad... Cuando pesco de noche, lanzo la mosca por el sonido de los
ascensos. En serio, -Le creí- Mira ese camino de cochambre
-¿Camino de cochambre?
-Sí. Ahí donde las burbujas fluyen en línea recta
río abajo. Eso marca el lugar en el que la fuerza del agua y el viento
está acumulando cosas en la superficie. Es donde se reunirán los
insectos. Veremos un pez por ahí si tenemos paciencia.
-No tuvimos que esperar ni un minuto antes de que
comenzaran a extenderse anillos concéntricos, seguidos de más y más.
-Pero no es cochambre de basura, ¡verdad? No
me haría ninguna gracia que hubiera basura en un río tan puro.
-No, es el nombre de las burbujas, las que salen
del agua blanca de aquellos rápidos.
Busqué el siguiente ascenso y no tardé en
encontrarlo, pero la cabeza se me fue a los diferentes tipos. Le dejé el
tema a Stuart, porque me había pasado demasiado tiempo peleándome para
intentar discernirlos sin demasiados buenos resultados...
...Me explicó que tras cuarenta años de pesca apasionada,
agrupaba los ascensos en tres categorías. Estuve a punto de suspirar.
Pero luego entendí que había solo uno en cada una de las categorías y
eso me levantó el ánimo.
- Está el ascenso de besos o sorbo: piensa en tu
abuelo meciéndose tranquilamente en una silla. Te pide una cucharadita
de ginebra y se la acercas a los labios con muchísimo cuidado.Este es el
ascenso de beso.
Era el que habíamos visto hace un rato.
-Luego está la salpicadura: cuando el pez se está
moviendo a buen ritmo y a menudo saca la cabeza...¡Hay veces que incluso
puedes verle los ojos! Finalmente, el más sutil de todos, el de la
subsuperficie. Son muy difíciles de detectar, a veces los llamo aguas
nerviosas.
Antes dije que a este ascenso algunas
personas lo llaman protuberancia.
-Cuando el pez captura algo bajo el agua sin
romper la superficie, aunque a veces sobresalga un poco la cola...no
tiene ningún sentido utilizar moscas secas en un ascenso de
subsuperficie, ¡estarás perdiendo el tiempo!.
Nos alejamos del borde del río atravesando
un aire espeso con olor a ajo y un par de alfombras de anémonas de
bosque. <<Es una partida de
ajedrez. Pero solo tienes un movimiento>>,
me dijo Stuart mientras sacaba un hornillo, una tetera y un par de tazas
de un cubo de madera. Saboreamos una taza de té y no pude resistirme a
explicarle cómo las celidonias menores y las margaritas estaban
orientadas al sur. Tras el té, la conversación cobró tintes más
filosóficos, ya que Stuart me estuvo hablando de sus técnicas de manera
mucho más amplia; su deseo era fundirse hasta el punto de que el río no
supiera que estaba allí. Me chocó lo que le gustaba utilizar la palabra
río como muletilla sino también la intrincadas redes y
ecosistemas de las que el río no es más que una arteria.
-Todo es cuestión de permitir al río que te invite
a entrar, para que cuando estés siguiendo su curso puedas acariciar un
pato mientras sigue en su nido, o pase velozmente a tu lado un martín
pescador, y que tenga que esquivarte bruscamente, o un mirlo acuático, o
incluso una garza que alza el vuelo y sientas las ráfagas de aire de sus
alas...es en ese momento cuando has sido invitado a estar allí y...es el
momento en que comienzas a convertirte en un pescador o un cazador
de verdad.

Mirlo acuatíco en el río Barbantiño (Ourense).
Que te pasen los mirlos por delante con su canto especial me ha
pasado muchas veces. Fotografía Secundino Lorenzo.

Mirlo acuatíco en el río Maceda (Ourense).
Que te pasen los mirlos por delante con su canto especial me ha
pasado muchas veces. Fotografía Secundino Lorenzo.

Martin pescador en posición típica. El
martín pasa muy rápido muchas veces y no es la primera vez que
llevamos los dos un susto, ya que se posó a menos de dos metros
donde estaba sentado, en la orilla del río Deva en Arbo. La foto
hubiera sido esta, pero no fue...no me díó tiempo de sacar la cámara.
Entiendo perfectamente lo que dice Stuart en el texto...

Martin pescador en el río Lonia en Ourense. Fot.
Secundino Lorenzo
Hasta que llegue ese momento, no tiene nada
de malo detenerse en un puente y bajar la mirada para buscar pistas
sobre dónde reside el lugar preferido de los peces y así observar los
ascensos. Si me ofrecieran elegir entre una trucha recién pescada
o poder ver un ascenso justo en el lugar en el que he predicho que
aparecería, personalmente elegiría lo último. Sabe peor, pero genera
mejores recuerdos.

Esta imagen está sacada desde un puente
en Fuentemiña. Río Miño y una trucha que acaba de hacer un
ascenso. Maravillosa.
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Contraportada del
libro

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